Aunque está camino de los ventiuno, aquí tenemos el típico diario de una adolescente de trece que nos cuenta lo mal que le cae el novio de su hermana, su adicción al gran hermano, su mania de ponerle motes a todo el mundo y que cuenta como gran hazaña en su vida hacerse un agujero en su oreja sin que su padre se enterara. Toda una joya.
Con un diseño de pastelón cursi, tiene el merito de escribir casi todos los días sin contar nada. Su mundo se reduce a jurar -supongo que por snoopy- lo que le chiflan los secretitos de sus amigas y a comentar una tras otra las cosas que pone de moda la televisión, de la que por lo que comenta, no se debe de separar.
El vacio adolescente de cada uno de sus post hace que conozcamos cosas tan interesantes para el funcionamiento de la humanidad como que los pajarillos cantan, o que las nubes giren a su alrededor, eso sin contar con que podemos aprender en sus profundas disquisiciones, como tarda media hora en vestirse (¿será de talla grande?) o como resolvió esa duda, de la que dependía la paz mundial, sobre si fue a comer o no con su tito david. Toda una experiencia a la que uno acaba enganchado.
Borjamari