El patio de violeta tan particular

Navegar por esto de las bitácoras es como tener un mando a distancia de una televisión digital con tropecientos canales.

Por más que los grandes entendidos de la “cosa”, esos intelectuales orgánicos que se han concedido el título a sí mismos, te digan que los documentales sobre la reproducción hermafrodita de los caracoles sea “la cultura”, (no “cultura” sino “la cultura", que dirían los de grupo “risa”) la gente acaba viendo, y cada vez de una manera más confesable, aquello que les da la gana, dejando lo de las “directrices” para que los grandes “gurus” den la tabarra a sus amigos, esos que por mera educación, no los mandan a la mierda cada vez que sueltan el rollo.

Por lo menos queda el recurso de pensar que a esa gran mayoría le falta esa increíble preparación que a ellos le sobra.. no hay nada como pensar que uno es un incomprendido en su talento para justificar el fracaso.

Pues en esa tesitura se encuentra violeta en su patio, tener una bitácora con una media de visitas de quince personas no importa, lo importante de verdad son esas quince personas (¿quedará alguna después de contar las visitas propias?) que para eso esas quince personas son las “especiales”, las elegidas entre los millones de pobladores del mundo para entrar allí. Está claro, no falla ella, falla el mundo.

Y es que la bitácora en una continua juerga de terror adolescente con tan poco talento como humor, sin gracia ninguna y encabezada por un dibujo pretendidamente “naif” tan delirante como repulsivo. aunque, y es todo un detalle, va muy a tono con el resto del blog compuesto por una canción del nescafé (por favor en francés que “mola mazo”) las inevitables contestaciones a ese plagio que son “las cinco del viernes” y ¡por supuesto! el gran clásico de las palabras del google para llegar hasta la página.

Todo un descubrimiento para amantes de los blogs freaks, que entrarán en éxtasis al ver el indescriptible dibujo de presentación.

Tú también puedes pertenecer a esa raza, a ver si conseguimos que, al menos hoy, la gente “especial” llega por lo menos a dieciseis, aunque sea entrando con unas gafas opacas, que la salud es lo primero.


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