Curiosa costumbre esa, tan extendida en los blogs, de considerar como algo privado y secreto aquello que uno expone precisamente en el mayor escaparate del mundo: internet.

Seguro que alguna tesis doctoral en plan estudio "psico-teórico-estadístico" al que tan aficionados son aquellos que se piensan que esto de las bitácoras es el medio de comunicación del futuro (cuidado con las carcajadas), ya ha caído en forma de culebrón explicando el fenómeno.

El mundo tiene que haber dado un giro radical desde que la "amada" del autor ha descubierto sus grandes secretos, pasmada se habrá quedado la pobre cuando de golpe se topara con las asignaturas de su "amado", con las confesiones sobre como bebe la leche, sobre lo que se encuentra cuando limpia su habitación..

Es fácil imaginar el horror reflejado en un rostro enamorado cuando, en pleno descubrimiento de como su querido escribía a hurtadillas en el sitio más público de la tierra, contemple las lascivas fotografías de casas, los lujuriosos comentarios sobre lo que comía, los apasionantes ratos mirando el horizonte.

Está claro que ya no puede uno guardarse ningún secreto, te pones a escribir sentimientos que te salen del alma y con esto de la globalización cualquiera puede entrar y leerlos. Y hasta algunos se permiten el lujo de criticarlos. ¡Como si el publicar algo en una página de internet a la que tiene acceso todo el mundo, ya fuera motivo suficiente para que lo pudiera leer cualquiera!.

¡No sé dónde vamos a llegar!