Buscando a nemo fue precedida de una mercadotécnica digna de sus productores, esperábamos su estreno ansiosos y nos topamos de golpe con la mayor de las decepciones. Es difícil imaginar un arranque más siniestro que el de esta película, y es difícil imaginar que después de ese tétrico comienzo, empiece a desarrollarse una de las obras de cine más geniales de los últimos quince años.
La similitud puede valer. Hace unos meses el marketing hizo que viéramos en el nuevo portal que se anunciaba, una manera de romper ese estado casi comatoso en que se encontraba el mundo de las bitácoras en español y que estaba representado, en aquel momento por una agonizante, hoy casi cadaver,
.net.
Y con el arranque surgió de golpe la mayor de las decepciones,
.com apenas era un listado para hacer ping y una serie de titulares más cerca del peloteo habitual que de informaciones interesantes, (aunque a veces coincidieran unas y otras).
Pero parece que sus propietarios se han puesto las pilas y la expresión de sorpresa invade a quien visita esta nueva etapa, sorpresa que sigue con un asentimiento de satisfacción, al ver como empiezan a cumplirse antiguas, aunque no por eso menos anheladas, expectativas, en una avance por el camino correcto.
Bien, muy bien, acompañada de un depurado diseño, la nueva
bitacora.com sorprende por no sólo por su cantidad y variedad de temas útiles e interesantes que aloja, sino también por un dominio de los resortes de este mundo que, de seguir así, puede convertirla en el principal referente de las bitácoras en españa, -aunque hay que reconocer que tal y como están las cosas eso tampoco es una tarea muy difícil-.
Esperemos que esta nueva etapa rompa definitivamente con esa limitada porción del mundo a la que hasta ahora se ha movido, y salte a mar abierto desde la pecera de cristal del dentista.
Sabe que hay mucha gente dispuesta a colaborar para que así sea, deseando que no caiga en las garras de la malvada sobrina y acabe agonizando en una bolsa de plástico.
Incluso algunos
tiburones estarían dispuestos a participar en el programa de desintoxicación antiviolencia, siempre claro, desde una prudencial distancia.
Parece que algo empieza a cambiar de verdad. Ojalá.