Que buscas qué?! o como hacer curiosa la curiosidad

Timothy dexter, curtidor de pieles aficionado a la escritura, vivía, además de con su mujer (de quien él decía que en realidad era un fantasma), con un astrólogo, un gigante retrasado mental en calidad de bufón, un ama de llaves que se suponía que era en realidad una princesa africana y un poeta oficial de su pequeña corte (cuya verdadera profesión era la de pescadero).

En 1802, como era de prever ante tal derroche de imaginación, dexter se hizo escritor y en su primera obra quiso que participaran todos los que le rodeaban. Como no podía ser menos, fue una autobiografía filosófica cuyo título podría ser traducido por en adobo para los entendidos, uno de cuyos pasajes más dignos de mención es aquel en que insinúa la idoneidad de su persona para un eventual cargo de emperador de los Estados Unidos.

Ahora bien, lo más notable del libro es que está compuesto por una sola oración, ni siquiera aliviada por el menor atisbo de signo de puntuación u ortográfico. Además, tampoco tiene argumento, ni hilazón temática. Era un ejemplo avant la lettre de la escritura automática de los surrealistas.

Sin embargo, en una segunda edición de esta magna obra, el inefable dexter se apiadó de los potenciales lectores y arbitró el ingenioso remedio de incluir al final del libro una página con trece líneas de comas, puntos, signos de interrogación y de interjección y demás parafernalia ortográfica para que cada entendido lector adobase el libro a su gusto.

Algo así es lo que le sucede a esta llamativa ocurrencia, convertida en uno de esos experimentos que a veces sobrepasan sus propias fronteras y logran recorrer la distancia entre la oscuridad que supone pasar desapercibido, y el relumbrón que otorga ser capaz de llamar la atención con algo original.

Que buscas qué?! es un extraño híbrido entre un blog, en el término más clásico de la palabra y esas webs wikis tan de moda en las que cualquiera puede hacer cambios sin más límites que su imaginación.

Pero precisamente es imaginación lo que no sobra en sus entradas, una buena idea arruinada en parte por los adosados oportunistas sin ingenio. Si bien casi todas las búsquedas originales derrochan imaginación a manos llenas, la mayoría de los comentarios que las acompañan resultan sosos y previsibles, con un sentido del humor trasnochado y ridículo, y con más ansias de hacer spam a costa de reírse de las ocurrencias ajenas que ganarse visitas con originalidad propia.

La idea no es mala, la libre originalidad en contraposición con el encorsetamiento general, sin embargo todavía le queda bastante camino a algo así para alcanzar su mayoría de edad.

No deja de resultar paradójico que sea precisamente su esencia, que cualquiera pueda escribir lo que quiera, lo que, a su vez, la haga tan mediocre y convierta esta bitácora, al menos por ahora, en un mero pasatiempo de usar y tirar para los ratos de aburrimiento.


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