¡Oh gran guía espiritual! , vuelve ya. (y no seais, crueles, ¿qué gran genio que se preciara de esa, su condición, no dijera o dijese alguna vez que dejaba de escribir para que le dorarán un poco la píldora?, jooopée, a ver, listos, tirad la primera piedra).

El ánimo descansaba al pasar a la esfera de la luz y de la libertad filosófica en que bizarramente se movía el poderoso y analizador entendimiento de salva, varón a quien la providencia quiso juntar las más variadas aptitudes, el celo propagandista más fervoroso y la más inextinguible sed de ciencia y de doctrina, para que fuese luz de oráculo de su siglo, y acabara por romper de todo punto la barrera de incomunicación que la intolerancia escolástica había ido levantando entre la ciencia, cada día más petrificada, de nuestros blogs y la ciencia extranjera.

Nos hemos quedado huérfanos, nos falta la luz, nos falta, nada más y nada menos que.... (aquí hay que echarle imaginación y oir fanfarrias, -post interactivo que se llama-) salva.

Largooooo, muy largo suspiro.

A pesar del atraso de los estudios estéticos y políticos de este tiempo raro, salva, nacido y educado como a él le gustaba tanto restregarle a los demás, en medio del peor gusto literario que en edad alguna ha caído sobre el mundo, y privado durante toda su vida de ver y apreciar las maravillas de la naturaleza, como él se encargaba, también, de recordarnos una y otra vez, acertó, sin embargo, a levantarse sobre ese cúmulo de dificultades, perversiones e ignorancias, hasta entrever ciertos principios generales, tan luminosos y tan amplios, de tan eterna verdad y evidencia, que por sí solos podrían ser hoy mismo base de una crítica que, concediendo toda racional libertad al genio, se apartase por igual del nimio y enteco rigor de los preceptistas y de las libertades frías y sin gracia que suelen permitirse espíritus adocenados, en quienes la audacia suple al estro y al sentido propio.

Bush, aznar, y el orden mundial han respirado tranquilos con tu ausencia, pero los demás... mira, los demás vamos camino de convertirnos en adictos al prozac, por tu culpa, por tu gran culpa, por tu grandisima culpa.

Vuelve salva, no esperes a navidad y te ahorrarás la cancioncita; Por las buenas, salva, por las buenas, no me obligues a usar mi arma secreta: o vuelves, o te prometo otro post como este.

¿Podría haber algo peor?

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