j minúscula o esto sí que es un streptease
La sencillez no suele ser un rasgo destacable entre la maraña de blog que impunemente se dedican a garabatear sentimientos, los propios, los ajenos y hasta los mediopensionistas.
Por eso hay algo en esta bitácora que descoloca, es tan simple, tan carente de magnetismo, tan espontánea, que hasta llega a resultar tierna.
Desde el sugerente pero resbaladizo terreno de las emociones, el autor se instala en un ambiguo teje y desteje de la vida cotidiana para expresar, de forma desigualmente brillante, el habitual entramado de sentimientos de eso que llaman "vida" y de la gran sensación de desconciertos que provocan todas esas "realidades" que nos ayudan a seguir en pie.
Sus post se convierten en un particular microscopio, una herramienta que permite al autor observar que las cosas nunca son lo que parecen, que la realidad está llena de pozos, que contra las insensateces heredadas -como esa que asegura que el dolor se aprende-, siempre tenemos alguna esperanza, aunque la conclusión de que el cuento de la aplicada ranita convirtiéndose en el príncipe de tus sueños sólo lo puedas creer cuando eres un niño desinformado y feliz.
Este blog es un modesto ejercicio de confusión sentimental, en tono de bolero, repleto de historias poco luminosas pero sugerentes y alejado de habitual blandenguería que suele romper la credibilidad de este tipo de bitácoras.
No deja de ser una bitácora menor, que las buenas intenciones no son suficientes para llenar de sentido, interés y credibilidad a un blog, pero su lectura deja una agradable marea de sensaciones en la que no falta el humor ni la inteligencia sensible, algo que por excepcional, no deja de merecer un breve aplauso