Nos cuentan que
Todos los que intentan ser poderosos sin tener "méritos" para ello conocen la repulsa de la inteligencia. Por eso procuran halagarla con fariseísmos devotos. Unas veces, montando sobre sus pies de barro andamiajes de fervor pseudocultural que oculten su incapacidad; otras, "reconociendo" a los intelectuales -que se dejan- como padres espirituales de sus actos de propaganda. Estas carantoñas no son siempre eficaces. A veces tientan al interesado a "intervenir" y dan con él -como en el caso de chéinier- en la guillotina. Hay que tener cuidado con los que están empeñados en colgarte méritos. Sobre todo si no los has pedido. "Al amigo el culo; al enemigo, por el culo; y al indiferente, la legislación vigente."