Canalla malaputa o socialdemagogia multiusos tocada con barretina

No puedo más. Si sabía yo que mí alejamiento de los grandes guruses de esta cosa me iba a durar lo que un precinto a una caja de donuts light. Poner el muñoncito en el teclado e ir derechito a alguno de nuestros nunca bien ponderados próceres ha sido todo uno.

La cabra, que siempre tira al monte.

El caso es que corto y perezoso, que ése siempre ha sido mi karma, me di un golpe de laca, abrí el frigo, me aprovisioné de metralla hueveril, cogí el mozilla y en tres cliks de ratón estaba yo en una de esas dramáticas y rotundas webes teñidas de rojo barradelabiosefectogloss que de vez en cuando son elevadas (más por torpeza ajena que por méritos propios) a la categoría de moderneros iconos durante algunas semanas, en el más puro estilo de mi siempre adorada, injustamente operada y crónicamente estreñida -según propia confesión- tamaraambaryurima.

Llegué con miedo, qué queréis que os diga, lo reconozco, nunca me ha dado buena imagen hablar mal de un mito, por muy efímero que sea, y uno siempre ha estado -aunque no lo parezca- preocupado por las apariencias. Por eso después del primer vistazo respiré tranquilo; Bajo un aparatoso y artificial nombre (estratégicamente rebuscado por las acostumbradas cuestiones marketinianas) de canallamalaputa no había más que un iterativo mejunje lingüístico de usar y tirar imposible de distinguir de otros millardos de millardos de iguales alegatos.

Y el caso es que no está mal el blog, simple, sencillo, natural, tampoco es que sea como para hiperventilar de la emoción pero tiene su punto, es campechano, y sobre todo simple, muy simple; Quizá un poco sosete para mi gusto la verdad, pero hay que entenderlo, acostumbrado como estoy a ver el tomate, pues como que cualquier cosa que se encuentre dentro de la ley de protección al menor se me queda ya insustancial. (Por cierto, lo de esta semana con las folclóricas bollos me tiene en un sinvivir ¿Saldrá mi nombre por fin?.. a bandazos voy en la hora de la siesta gritando como un poseso aquello tan jaculatorio de ¡Ay, qué vida tan amarga do no se goza el señor! porque si es dulce el amor, no lo es la esperanza larga. Quíteme dios esta carga, más pesada que el acero, que muero porque no muero),

Resumiendo que me disperso: un triste y lánguido blog plagado de triviales tópicos y que encarna a la perfección el arquetipo susceptible de ser contemplado (y hasta jaleado cuando sea menester) por los habituales -y agradecidos- sufridores sociales, (tan dotados ellos de una conciencia oenegé siempre superior al resto) con el paternalismo que se mira a una entrañable mascota.




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