Nos cuentan que...

... lo que iba a convertirse en un curioso e interesante experimento: unir "blogs" y "prensa escrita", puesto en marcha hace algunos meses por el periódico gratuito "qué!" y anunciado a bombo y platillo como la perfecta unión de dos medios (teóricamente) complementarios, ha resultado ser al final un completo fiasco.

De aquellas ínfulas blogueras en formato papel apenas si queda ya media página, compartida además, con triviales preguntas de relleno o con la insufrible relación de objetos perdidos que los lectores se encuentran en el metro. Una drástica reducción del espacio que, según nos cuenta alguien cercano a la redacción, viene motivada por la absoluta decepción de los responsables del gratuito ante la poca aceptación que dicho apartado provocó entre los habituales lectores del diario escrito.

¿Qué querían? era de esperar, lo que mal empieza mal acaba y aquel principio de bitácoras transplantadas a papel para ser controladas mediante un montón de absurdas reglas que chocaban de frente con la esencia de lo que a un blog se le presupone, no pudo ser más desastroso.

Los de "recoletos" no parecían haberse enterado de que iba esta "película". Un "blog", indefinible por sus propias características, puede ser muchas cosas pero no precisamente una simple sección de "cartas al director" como pretendieron estos neoblogueros, más curtidos en prensa deportiva, económica y en los "gratuitos" de barrio que en las bitácoras, de las que parecían desconocerlo casi todo.

Era imposible que la historia acabara bien y más sabiendo las dificultades del grupo para poner en marcha proyectos que intentan salirse de sus medios ya consolidados, como le ocurrió con la escasa audiencia de su radio deportiva o el traspaso por derribo a precio de saldo de su canal de televisión al extraño -por decir algo- "conglomerado" que maneja con mano de hierro el fusco julio ariza)

Querer establecer un "control previo" del contenido de los blogs como pretendieron, erigiéndose así poco menos que en meros censores de lo que los demás "deben" o "no deben" escribir (sobre todo conociendo la afición de algunos por considerar un simple "hola, no me gusta lo que haces" como una "gravísima ofensa") era algo que se caía por su propio peso y que auguraba semejante final.

Otra vez será.

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