La página 36 o frankly my dear, I don’t give a damn

Aunque con (excelentes) excepciones, la mayoría de bitácoras dedicadas (presuntamente) al cine apenas pasan de ser una barata reformulación "pismoderna" de aquellos tediosos cineforums escritas por unos pretendidos cinéfilos empeñados en ser pedantes a costa de poner a parir cualquier cosa que huela a "taquilla".

Estos irritantes marisabidillos, devoradores compulsivos de "torrentes" en el videoclub pero incapaces de ver una película de eisenstein sin alcanzar la fase rem, se caracterizan por su extraña tendencia a subrayar las minucias más peregrinas de cada película (mejor cuanto más coñazo e ininteligible sea la misma), diseccionándola hasta conseguir (por una mera asociación de ideas), que la aborrezcas antes de verla.

La página 36 es un buen ejemplo, caspa hardboiled del tradicional outsider desencantado del sistema que aprovecha la menor oportunidad para largarnos marmóreos y metafísicos "diálogos" (confesados como propios en un gesto de sinceridad que le honra -no todos se atreverían a firmar con su nombre semejantes patochadas y borjamari es un buen ejemplo) con una impávida estolidez que, de verdad, impresiona

Pero no sólo de cine vive un blog, como buen onanista que se esconde detrás de este tipo de "cinéfilos" lo mejor está por llegar: un detallado, completo y exhaustivo informe sobre su última actividad como "organizador" de un "festival" de "cine" (acompañado en el programa de fiestas por el acostumbrado pregón y los inevitables "juegos florales", imagino)

Yo recogiendo premio, yo rodeado de mujeres, yo subiendo al escenario, yo comiendo un pincho de tortilla, yo en el retrete evacuando... ¿habrá algo más pelma, aburrido y empalagoso que un "amigo" haciéndose el colega enrollado empeñado en enseñarte -¡y explicarte!- sus fotos?.. pues sí, lo hay: página 36.. por ejemplo. Alguien debería de decirle a tan ufano autor que observar cómo se "divierten" otros en una pantalla suele ser un espectáculo especialmente aburrido y más si lo que les ocurre a los protagonistas no resulta trascendente ni para ellos mismos.




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