Cuaderno de un hombre de cromañón o retrato de un autoretrato.

Si por algo se ha caracterizado "borjamari" ha sido por desdeñar el recurso fácil de esos innumerables blogs que, incapaces de escribir algo con cierto sentido, se han lanzado sin el menor reparo a garabatear post rebosantes de "poesía vanguardista" mediante un mejunje lingüístico tan indescifrable como idiota.

La epidemia es tal, hay tantos redichos panegiristas de la nada, y algunos además son tan "alabados", que uno hasta llega a pensar si la imbecilidad y la vergüenza ajena a la que asiste cuando tiene que leerlos, no esconderá, en realidad, alguna segunda y oscura intención, más cerca de querer montar un circo histérico con el que reírse al más puro estilo de los sastres del "traje del emperador", que de tomarse en serio tanta presunta, (y tan presuntuosa) patochada "poética".

Quizá por eso, toparse de repente con alguien capaz de expresar de una forma equilibrada y sencilla, la simple crónica de una vida en sus distintos registros, la historia del día a día y de quienes la construyen consciente o inconscientemente, y al que además hasta se le entiende cuando se lee (algo tan poco habitual), no deja de ser alentador.

Cuaderno de un hombre de cromañón es una espontánea mirada, casi imposible, de la realidad más cochambrosa vista a través del sosiego, una mirada capaz de retratar, con ingenua ironía, un mundo cargado de contradicciones. Sus post se convierten en sencillos espacios contemplados y descritos con las palabras precisas y ante los que no cabe la generalización, sino una enumeración de elementos aislados e inconfundibles: la vida misma, inagotable y llena de minucias, trasladada a un blog.

Tampoco es cuestión de elevar a esta bitácora a los altares de la perfección, sus defectos, especialmente en lo que respecta a sus excesivos empalagos nostálgicos, son evidentes, y además su diseño no puede ser más amorfo, pero tal y como está el panorama, estas parábolas de la decadencia pueden ser un buen ejemplo del que deberían de tomar nota tanta presunta "poesía de vanguardia" alojada en blogs y que no entienden ni sus propios autores, a pesar de que sean jaleados (¡bendita amistad!) por nuestras muy amadas "elites intelectuales" (y ya casi "profesionales") de las bitácoras.

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