"El derecho a la libertad de expresión es irrenunciable e incluye el derecho a equivocarse y ofender". "El debate, la sátira, el humor y la expresión artística deben disfrutar de un alto grado de libertad de expresión y el recurso a la exageración no ha de ser visto como una provocación".Ahora parece que les toca ejercer de mordaza, también, a las religiones. Ambas, religiones y revoluciones, conocen la repulsa de la inteligencia. Por eso procuran halagarla con fariseísmos devotos, unas veces, montando sobre la sangre andamiajes de fervor cultural y religioso que oculten el horror o la muerte; otras, reconociendo a los intelectuales y teólogos de distinto pelaje como padres espirituales de los actos revolucionarios y morales. Unas carantoñas que no son siempre eficaces para sus intenciones y acaban por sacarles su verdadera cara: usar el miedo y la violencia para amordazar a los que no piensan como ellos. Fascismo de manual. Los extremos se tocan.
"No puede haber una sociedad democrática sin el derecho fundamental a la libertad de expresión y ésta incluye el debate abierto sobre la religión y las creencias".Por eso subscribimos desde aquí (en plural) de la manera más feroz, vehemente y entusiasta de la que somos capaces, el brindis por la europa de la ilustración que proclama el maestro LuisAlfonsoGámez, reivindicando también ese espíritu -salvando naturalmente las infinitas distancias- para las bitácoras.
Borjamari