La petite claudine: un lujo

La voluptuosidad es esencialmente morosa. No se concibe un erotismo refinado a gran velocidad. Lo que excita los sentidos es la posibilidad de una lenta, sostenida delectación del sentido. La calma con que se describe un espectáculo carnal es lo que le da su carácter estimulante. En los escasos blogs considerados eróticos (nada que ver con las montañas de ellos dedicados al porno barato) las descripciones orgiásticas, por ejemplo, nos impresionan por su vertiginosidad y nos dan, en todo caso, el aspecto taimado de la escena, pero no su indudable sensualidad.
Era preciso un "algo más" y aquí es donde encaja "la petite claudine" y su erotismo de movimiento retardado. Un movimiento retardado que aplica a las escenas eróticas, un ralentí capaz de extraer de ellas toda su sensualidad en el más puro estilo -salvando las infinitas distancias- de los maestros -joyce, proust, zweig- pioneros del género.
En el caso de "la petite claudine" el secreto estriba en la morosa, perversa, refinada atomización del tiempo. Secreto doblemente difícil, pues este "tiempo amoroso" es precisamente el que rueda más vertiginosamente hacía el pasado. Una pequeña -y exquisita- joya de blog del que todos deberíamos aprender.

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