Nos cuentan que...

... hoy tengo que hacer mi ya periódica cura de humildad, de arrepentimiento, de acatamiento a mis mayores. Hoy, con todo mi respeto y admiración, tengo que darle la razón a los que de verdad saben.

Lo reconozco, me he pasado en mis afirmaciones y necesito gritar que estoy confundido, arrastrarme pidiendo perdón, aguantar estoico, tieso como una lechuga metida en hielo, vuestros reproches para que mi conciencia se acerque a su paz habitual, que ahora la tengo peor que la de la madre de leti cuando la pillaron copiando en un examen, ella sindicala de pura cepa.

No voy a ser más papista que el papa y voy a soltar el discurso de cómo los medios de comunicación tradicionales son ya el pasado a la hora de influir en nuestros comportamientos o en nuestras ideas, pero está claro que televisiones, periódicos o radios no le llegan a la suela del zapato a la ".. vital, decisiva, absoluta, concluyente, irrefutable y axiomática influencia que tienen los blogs"... y qué decir de ¡sus múltiples repercusiones!

Y en la política, visto el florenciente catálogo de blogs empeñados en adoctrinarnos en la verdad absoluta (que casualmente coincide con su verdad -objetivasiempreporsupuesto-) más.

No me lo ha contado nadie, si fuera así al menos me podría quedar alguna duda, no, lo he experimentado en mis propias carnes. Yo, un ceporro integral que navegaba perdido, sin rumbo, en el proceloso mar de la más incultura política, yo, que cuando salía z.p., m.r. o c.r. no sabía si hablaban de votaciones o de prostitución de lujo, he visto la luz. Y todo ello se lo debo a las bitácoras.

Después de leer los impresionantes post donde los más afamados bocetos de periodistas y periodistos (fuera el lenguaje sexista ya) empiezan a usar las bitácoras como libelos verduleros intentando aclarar, a su -objetivasiempreporsupuesto- manera quienes son los buenos (pero muy buenos, muy buenos, muy buenos), y quienes sólo están ahí para machacarnos (que para eso son malos, pero muy malos, muy malos, muy malos), ha saltado un resorte desde mi interior, una vocecita con nombre de conciencia, que me ha hablado diciéndome, gritándome más bien, que había que comprometerse con el destino de la humanidad.

Estoy arrepentido, os doy la razón. Podéis contar con un votante más; vuestros post me han iluminado como seguro que lo han hecho con los millones de timoratos sin criterio que, como yo pululamos por aquí. Ahora, por fin, estoy comprometido hasta tal punto que no me importa gritar el nombre del partido que las próximas elecciones de mayo tendrá mi modesto voto.

El mérito es todo vuestro. Seguid así. Vais por la buena autopista. Vuestra labor de iluminar conciencias es impagable y, como estáis viendo, empieza a dar sus frutos. !Adelante compañeros! la decisiva influencia de los blogs es nuestra imparable fuerza. A las pruebas me remito.

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