Grafomanía: o cómo la inteligibilidad sólo está al alcance de unos pocos privilegiados que demuestran su autocomplaciencia enfundados en el traje del emperador. (Y -por descontado- los demás somos tontos por no tener la sensibilidad necesaria para entender/adorar a los genios).

Y uno lee y encuentra la respuesta al sentido de la vida resumido en una sola frase: "hacer que alguien te cultive, que te riegue y te abone, que te recolecte, te aliñe y te degluya (?); que después te defeque. Pues entonces, las verduras están dominando el mundo"(sic). Y entonces uno no tiene más remedio que identificarse inmediatamente con grafomanía ¿Pero qué tendrán las bitácoras hipermetafísicas para quemarnos con un simple de sus roces? Pues está claro: ellas son las únicas que contienen "respuestas" a los grandes problemas que acongojan a la humanidad. La nueva unidad de destino en lo universal a nuestro alcance. Y de gratis.

Si no puedes con tu vida, si crees que nada tiene sentido, si la desesperación te lleva por las altas cornisas de la falta de tiempo para pensar, no te lo pienses más, sumérgete en la existencia ontológica de esta bitácora. Grafomanía es un eco de angustia en la abolida impostura de su tiempo, unos jirones de precarias palabras que su autor no escribe como se escriben, sino como ningún otro más que él mismo podría haber escrito... una perfecta loa a las tablillas del día diario. Poesía sonámbula en la que no se esconde la mágica intemperie del hocico del animal sagrado que respira el mito, entrelazados por las curvas de los pensamientos en busca del deseado vaticinio. Leyendas cotidianas con las que cualquier lector quedará epatado llegando al orgasmo por la dignidad luminosa de la imaginación: "Si mis pies supieran parpadear y pudiera hablar por las axilas, si mi voz tuviera la facultad de andar estaría ya tan lejos..."

Si marinetti, camaleónico creador del futurismo, alborotador incomparable del arte, explosión irreverente de dichos y gestos, levantara la cabeza, se volvía corriendo a la tumba al ver como su vanguardia estética acaba convertida en una mera disculpa para dar lustre a una sucesión de despropósitos -con ínfulas de imágenes pretendidamente oníricas- en las que lo único destacable es la desmedida pretenciosidad del autor del bodrio.

Más que relamida poesía, el resultado se acerca a un melodrama rosa de culebrón venezolano después de pasar por el tamiz de la estupidez. Aunque no todo es negativo. Si los extremos se tocan, algo tan pedante, vanidoso y -sobre todo- malo como este blog tiene que haber sido escrito por un verdadero genio. Incluso aquellas bitácoras que no pretenden ser sino ser una redicha manera de que el autor de la misma plante las primeras chorradas (con formas de letras) que se le ocurran, incluso esas bitácoras, deberían tener una coherencia mínima. Por muy elementales que sean.

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