Salidas: no hay anverso sin reverso. Pon lo tuyo en concejo, y unos dirán que es blanco; y otros, que es negro.

Desterradas las emergencias con buen criterio, llega salidas de una posición que pudiera ser denominada como la del extrañado. Estamos ante algo "diferente", un prisma peculiar que permite la contemplación de lo real con otros perfiles, resalta unos valores y confunde otros, hasta llegar a un planteamiento profundo de las relaciones humanas desde su propia elementalidad "distinta".

De esta manera, la sustancia -en el más puro sentido filosófico- es puesta en tela de juicio. La falta de sustancia no es la proclamación de la insustancia, sino una manera de proclamarla "otra". Salidas nace de un trasfondo sustancial tradicional, pero atraviesa ese condicionante para bucear más allá de las convenciones, de los valores al uso.

El arma empleada, desde luego, es el discurso filosófico aplicado a las conductas humanas. Y aquí el autor emplea dos elementos muy poco comunes por estos lares. En primero lugar, la encarnación del discurso intelectual en sucesos, en narraciones que adquieren desde este punto de vista la calidad de las fábulas. Ya se sabe que según aristóteles la fábula es más universal que la historia. Para encarnar esta intelectualidad en sucesos y personajes, manejados de manera aparentemente tradicional, el autor debe hacer comunicable el discurso mediante una reducción del lenguaje a su máxima sencillez. Estos relatos, pues, son al mismo tiempo sencillos en su expresividad y tremendamente complejos. Tan complejos que en ocasiones no configuran un final, sino que terminan en el aire, con argumento cerrado pero la acción en suspenso.

No se trata, sin embargo de cuadros de costumbres -ni de anticostumbres- modernas. Pese a esta sencillez, repleta de ternura y lejanía, eduardoallende efectúa una hábil y sutil transposición de técnicas: lo que podría ser un análisis de comportamientos, de la más pura raigambre sicológica, se transmuta -el cantero se superpone al poeta- en una especie de descripción fenomenológica de conductas. La filosofía se superpone a la sicología, y los relatos se enriquecen, cobran una mayor envergadura y una eficacia poco común.

Y todo ello, desde luego, sin estridencias de ninguna clase, hablando como en voz baja, sorda, suavemente pertinaz. El autor tiende a ocultarse tras la obra, a borrar sus perfiles en lo objetivo, aunque su lamento siga siendo profundamente personal. El blog es irónico, pero la ternura y la sencillez humanizan su crítica, en el fondo heterodoxa y corrosiva.

Se trata sin duda de una de las bitácoras narrativas más sorprendentes, este "asalto a la sustancia" desgranado con elegancia, riqueza de procedimientos, equilibrio y profundidad. De una retórica perfectamente asimilada, donde la brillantez se disimula bajo la escritura más cortés y moderada en apariencia, pero que en el fondo nos habla una vez más de esos sutiles aromas que difunden las flores del mal. Si la literatura es el conocimiento poético, no hay conocimiento que no sea critico. De esta crisis nos habla eduardoallende, entre poeta y cantero, con técnicas inspiradas en husserl y cierto sentido agónico que no dejan de recordar -salvando las naturales y muy necesarias distancias-, al unamuno narrador.

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