Drogas méxico: y para todo esto hay un culpable principal: la desinformación.


Las drogas, qué duda cabe, están de moda. También en los blogs. Las recientes pesquisas que nuestro "nuevo periodismo" realiza para cautivar a sus escasos lectores han descubierto en ellas una fuente inagotable que reúne los manidos y siempre eficaces componentes que desde siempre atraen a los sincultura: el escándalo, la morbosidad, el "mal".

En medio de tanta irresponsabilidad, de tanto ejecutivo oficiando de gurú de los bajos fondos, aparece un blog colectivo -o más bien una recopilación de varios individuales- que nos acerca, lejos de tremendismos y mojigaterías, a uno de los mundos más extraños y conflictivos de la dilatada historia del hombre: el mundo, enigmático, de la adicción.

Habría que empezar sentando las premisas que definen a la droga como "todo aquello que engendra adicción". El fútbol, el alcohol, el café o el trabajo, no dejan de ser, por toleradas, cruentas drogas que todos y cada uno de nosotros tomamos a la luz del día y a la luz de la ley nuestra de cada día.

La diferencia entre unas drogas y otras y su correspondiente aplauso o censura social vienen determinada, como todos sabemos perfectamente, por la decisión que, al respecto, toma el poder. Dragón de tentáculos multiformes y confusos, el poder aconseja aquello que su egoísmo hace permisible. Mahoma prohibía el alcohol -inexistente en sus tierras-, mientras estimulaba el consumo de hachis. Obvias razones económicas propiciaban su resolución. La propaganda alcohólica es, sobre todo ahora que empieza el verano, un componente más de esta sufrida cotidianidad, dándose, muchas veces el caso de que un padre más o menos dependiente del producto ponga el grito en el cielo cuando sabe que su retoño realizaba algo tan "peligroso" como "fumarse un porro".

Lejos de ser una apología de la droga, este blog, esta recopilación de blogs, centra el tema en lo que realmente es un hecho. En sus entradas no hay lugar para el susto ni coartada para el adicto. Se trata, lo repito una vez más, de contar lo que pasa.

Terminaré diciendo que su lectura es altamente estimulante y, en el panorama bitacorero al que estamos acostumbrados, curiosamente responsable. Pero tantas flores para estos textos serían vanas e incluso traicioneras sino hiciera constar en letras de molde que tampoco recomendaría la lectura completa de ninguna de las entradas que allí aparecen, a las que considero tan parciales e "intoxicantes" -en tanto que blogs, en tanto que "cultura", en tanto que droga segregada sobre otras drogas- como este mío propio.

Así que ya sabes: si quieres lo dejas.

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