Rosebud: o
yo y este asqueroso mundo
No cuesta mucho encontrar bitácoras autoflageladoras a cuyos autores cualquier psicólogo de cabecera con un poco de mala leche mandaría, sin pensárselo dos veces, a un psiquiatra ya con un diagnostico, si pudiera, de idiocia sin remedio bajo el brazo.
Usar una bitácora para mostrarle al mundo "
que-desgraciada-soy" es un truco que casi siempre da buen resultado.
Rosebud juega a "
que-he-hecho-yo-para-merecer-esto" con aires de melodrama sofisticado, usando todos los tópicos al uso: amores lejanos, lagrimas cada tres post, regodeo continuo en su "
desgracia", poemas histriónicos, palabras grandilocuentes aunque no vengan al caso..
El resultado salta a la vista, frases lastimeras disfrazadas de fragancia para uso de corazones blandos y enamoradizos, que podía quedar bien en esos quince años donde el mundo se componía de "
secretitos" y "
autodesgracias", pero que a partir de ciertas edades queda, como poco, ridículo.
Una más de las muchas bitácoras escritas por adultos en plan
ñoño adolescente melancólico incomprendido por el mundo mundial. La pregunta es siempre la misma, ¿y sí en vez de gastar las energías en quejarse y hacer de su desgracia un escaparate público buscando siempre la compasión, no lo hace en luchar por cambiar lo que no les gusta de su vida?
Quizá si no se deleitara tanto en su "
sufrimiento", le quedaría tiempo para intentar ser feliz. Claro que para eso psicólogos tiene la iglesia. Eso sí, si dejara de exponer el "
alma" al aire para que todos los demás puedan olerla, ya no le quedaría bitácora, aunque en vista de como "
sufre" en cada post, quizá fuera una liberación.