Si fuese tan sencillo discernir si una melena rubia es natural o teñida como resulta darse cuenta de si un blog es interesante o sólo lo parece, la fragua se hubiese quedado sin un bonito macguffin para articular la (presuntamente) chispeante colorista y esencialmente agradable mirada indie que su autor intenta transmitir bajo el enfático y ampuloso (y casi tan redicho como un post del borjamari) subtítulo de "estrategias para aceptar la muerte .."
Es difícil enfrentarse al hecho de que la fragua sea un blog fallido. Como difícil es hacer entender a quien lea esta opinión la paradoja de que, sintiendo absoluto interés y hasta una pequeña atracción fatal por el planteamiento, el estilo, los temas y, sobre todo, por la intención de su autor, no pueda evitar una decepción personal- cuasi metafísica- al ver lo mal que soporta el paso del tiempo lo que en sus comienzos fue una prometedora bitácora. Tan interesante como innovadora.
Uno no puede evitar simpatizar con el intento, pero no debe, tampoco, evitar la verdad: la fragua ya no funciona, al menos no como antes. Hace agua por demasiados sitios. Demasiadas influencias, demasiadas servidumbres, demasiadas ataduras, demasiados clichés, demasiadas faltas de originalidad. Al final la conclusión es inevitable, tiene algo que, a pesar del (demostrado) buen hacer de su autor, resulta casposo. Y, en los blogs, uno ya está harto de caspa.
Todo el borjamari, en pleno, está ahora mismo arrodillado subiendo y bajando los brazos ante semejante muestra de "sensatez" en un micromundo en el que la lucidez mental suele estar en estado de escasez crónica.... antes yo pensaba que esto del bloguerío era como una corrala de vecinas. Un grupo de gente bastante vulgar que, en lugar de dar la paliza a los colegas en la cafetería o el bar, lo hacíamos en Internet.
La cosa no tiene más que ventajas: En la cafetería o el bar los contertulios tienen pocas oportunidades de huir de una conversación aburrida, mientras que en Internet sólo te lee el que quiere hacerlo.
Pero, poco a poco, creo haber ido notando una especie de "profesionalización" de los blogeros. Cada vez hay más gente que parece vivir de esto o de algo relacionado con esto.
Y no me parece mal, no me malinterpretes. Ojalá todo el mundo pudiese vivir de lo que le gusta. En particular, ganarse las lentejas con algo tan cómodo como escribir alguna tontería de vez en cuando es algo que, en principio, suena estupendamente. Lo que pasa es que me parece algo así como los pajilleros profesionales: No dudo de que es posible que haya mercado para ello y, si alguien consigue ganarse la vida masturbándose, me alegro por él. Pero, en mi opinión, eso le quita la gracia al asunto.
De modo que si la gente quiere poner baners en sus blogs, hacer publicidad más o menos descarada o venderte algo directamente, me parece bien. Incluso si les da por venderte sus productos "de tapadillo". Cada cual, en su blog, que se lo monte como quiera, y que se las apañe con sus lectores. Un blog es un sistema tan válido para hacer negocios como un teléfono o un pasquín.
En serio. Que no es eso. Lo que realmente me preocupa es que cada vez hay mas blogueros que parecen tomarse los blogs demasiado en serio. Algo así como "Muéstreme usted respeto, que soy bloguero".Las kedadas y beers & blogs (que no son mas que excusas para salir a la calle y ver personas en carne y hueso) se nos han quedado cortas, y ahora montamos conferencias, convenciones y jornadas, como la gente mayor.
Y se habla de "blogs y prensa", "blogs y política", "blogs y empresa", en vez de aquello de "¿Y cómo se te ocurrió escribir la patochada aquella?" o "¿Leíste lo que dijo fulano?", que es lo más serio de lo que se suele hablar en una kedada.
Nos damos la enhorabuena cada vez que alguien "importante" (políticos, periodistas, artistas) se abre un blog, incluso a sabiendas de que la mayoría de las veces es pura propaganda administrada por un equipo de marketing y que no durará más que la campaña publicitaria.¿Pero no habíamos quedado que lo bueno de los blogs es que cualquiera puede tener uno? ¿A qué viene ahora tanto elitismo?
Es posible que Internet esté sobresaturado de blogs de adolescentes inconformistas con crisis existenciales (por poner un ejemplo). Cuando yo era adolescente escribía, como todos, trágicas y arrebatadas poesías (tan malas en la métrica como en el contenido) de inconformismo y crisis existencial. Pero es que entonces aún no había blogs.Y parecemos mirar esos blogs como si fueran de segunda clase. ¿Por qué? ¿Porque abundan? Prefiero diez adolescentes existencialistas con sus propios puntos de vista que otro "blog tecnológico" más que se limite a copiar notas de prensa o a repetir por enésima vez "lo mucho que mola el I-Pod".
Está claro que los blogs son una revolución, como lo fue el teléfono en su momento. Pero ¿Te imaginas a los primeros usuarios del teléfono llamándose todo el día o montando jornadas para decirse "Estamos haciendo una revolución, somos la caña"?
Miramos nuestras estadísticas y nuestros rankings. Es una tradición bloguera, desde siempre se ha hecho así. Pero ahora parece que nos las creemos.
Que no te engañen. Un bloguero no es un tipo que generosamente te permite compartir su sabiduría. Un bloguero es alguien que necestia que le leas. Y si lo haces, pues gracias.
Pero ahora se supone que los blogs deben imitar a la "prensa seria", o la "literatura seria" o a cualquier cosa seria. Tenemos que profesionalizarnos y "dar un servicio" y toda esa verborrea.Y, sinceramente, estoy un poco aburrido de eso de "los blogueros somos la repolla" y de que nos tomemos tan en serio a nosotros mismos.
Yo me abrí esto para escribir lo que me apeteciese, cuando me apeteciese, y como me apeteciese. Sigo siendo el mismo piltrafilla de hace tres años.
Solo que un poco más harto de todo este tinglado.
Porque yo no vine aquí a jugar a esto.www.psicobyte.com
Un buen censor nace, no se hace. Todo el mundo lo sabe. En su propio parto le indica al médico el lugar exacto por donde debe cortar el cordón umbilical. De adulto decide la medida de la falda de su mujer y a la hora de hacer el amor si no es rápido y mal le resulta sospechoso; para pasarlo bien ya están las profesionales. No es raro oírle utilizar lo que los semánticos llaman el plural censor que consiste en decir "nos" molesta cuando algo "le" molesta y "nos" preocupa cuando algo le preocupa. Es decir, hablan en nombre de todos sin tener dotes de ventrílocuo.
De Torquemada a Goebbels, reprimidos y fascistas incapacitados para cualquier práctica artística han impuesto sus criterios estéticos por el simple hecho de carecer de ellos. Hoy en día, la Asociación de Censores Desempleados reclama mano dura para acabar con los desmanes, mientras afila su amargura. Pretenden hacernos creer que no hay censura. Y esa es su estrategia perfecta. Pero siguen ahí.
Los censores de hoy van disfrazados de demócratas de Armani con teléfono móvil. Parecen inofensivos porque sonríen y no van a misa pero están ahí. Nos escandalizamos porque un científico saca una oveja clónica de otra oveja y, sin embargo, no decimos nada de los que clonan a hombres para convertirlos en oveja, con éxito total, por cierto. La peor de las censuras pervive hoy bajo frases en apariencia inocentes como "lo que le gusta a la gente" o "lo que la gente pide". La gente es lo que el diccionario define como "conjunto de personas" por lo cual resulta imposible que todos tengan una misma opinión y un solo gusto. Habrá que meter mano al diccionario.
Los censores han escalado en el organigrama de los medios de comunicación y en vez de estar abajo están arriba. Conocen lo que le gusta a la gente y si algo les gusta se lo dan porque es su obligación. Y resulta que lo que le gusta a la gente no conozco a nadie que le guste, por lo que les digo: "nosotros, no somos la gente" y me siento desterrado en mi propio salón. Es más fácil dejarse convencer. Los censores deciden lo que me gusta y se lo agradezco porque me evitan el esfuerzo de elegir y a ellos se les evita el esfuerzo de censurar porque ya lo fabrican al gusto de todos que es la frase más fascista que puede oírse en nuestros días.
Los censores han decidido que me guste el morbo tonto, el fútbol en avalancha y la vida privada de la gente. Y han construido un país paralelo al real, tan gris, tan triste, y a ese paraíso se mudan hasta extranjeros que en su casa no se comen un colín y aquí viven al sol de las entrevistas pagadas y las exclusivas y se follan a nuestras tontas nacionales que deberían ser tan patrimonio protegido como las catedrales. En el país del famoseo y la gilipollez babeamos de gusto porque nos gusta, y nos lo fabrican a nuestro gusto. Gracias.
Me gustaría saber qué hay que estudiar para saber lo que le gusta a la gente y así escribiría hoy el artículo que le gusta a la gente y le diría a otros que también escriban lo que le gusta a la gente. Porque debería estar prohibido hacer cosas que nos gustan a la gente, aunque a algunos les guste, pero esos no son la gente y lo que importa es la gente. Propongo nuevo himno nacional: Viva la gente. David trueba..
Borjamari