Vivir del cuento: sonrisa amarga cargada desde el humor negro
A veces, caminar por los márgenes desangelados de la soledad proporciona una óptica lúcida de la realidad. Esos seres marginales, los solitarios, los que no se ajustan a las normas, aquellos que no pueden desprenderse del tono amargo de la existencia, los que escupen en cada esquina su asco y desprecio vital, se convierten, en esos límites, en reporteros de una época, en lúcidos testigos de un modo de vivir, en cronistas de la historia de un país. Porque tienen algo que decir y porque su forma es arte.
En realidad, se limita a escribir su propia rutina, agria, cínica, pero también humana y conmovedora. Una existencia cutre, fofa y desolada pero a la que se le escapa, entre la soledad y el miedo, una extraña ternura. Cogerle el ritmo a este blog (y al personaje que ha creado el autor) sale solo (a pesar de una complicada estructura narrativa llena de idas y vueltas al pasado), retratando como pocos no sólo su existencia diaria sino también las grietas de una sociedad que hace aguas por mil y un sitios. Toda una gozada.
Las bolas de manuel: o cómo confundir lo poético, lo fantástico y lo mágico con el capricho y la bobada
Recomiendo con todas mis fuerzas -que no son muchas- a todo aquél con un nivel mínimo de sensiblería y que no esté pasando su mejor momento que, para animarse de golpe, visite "
lasbolasdemanuel". Ahí podrá encontrar un blog deliciosamente
chupi-optimista, lleno de historias ideales para premenopausicas depresivas aunque marrulleramente contadas usando expresiones adolescentes. Para empezar la terapia sería imprescindible pararse en el título: "
-historia fantástica risueña erótica política filosófica metafísica y uruguaya"-, inevitable frase sin sentido que siempre puede venderse como el
traje del emperador, para, muy despacio, empaparse después y poco a poco de su literatura hasta aspirar algunas de las más altas cumbres narrativas del siglo XXI:
"-Sos jefe, Manuel. Sos jefe. Aunque no quieras…sos jefe. Te tirás un pedo y resuena en toda América." Y se queda tan ancho.
Dejémoslo claro, por lo azucarado de la propuesta, se trata de uno de esas bitácoras que pueden curar o asquear a partes iguales al paciente-lector. Uno de esos blogs monótonos, simplones, pretenciosos y cargantes de alguien que se cree que si no le han dado el
nóbel de literatura es por la tremenda injusticia que invade al mundo.
Vamos, nada nuevo bajo el sol. Y es que ya hasta la ridícula autocomplaciencia que demostraban aquellos primeros aficionados juntaletras al creerse los sucesores (y más) de un
jdsalinger cualquiera cada vez que garabateaban sus chorradas en un blog, ha dejado de ser divertido. Son demasiados. Y todos haciendo lo mismo.
Nos cuentan que...
Nos cuentan que...
Los blogueros se han quedado boquiabiertos con la decisión del único periódico gratuito que se vende de tomar la parte como el todo. A su interés, por supuesto.
En las ramplonas líneas que (casi) cada día le ha dedicado a la blogosfera el nuevo diario en sus primeros números, alguien que hasta ahora no se ha identificado (luego dicen del borjamari) está empeñado en unificar las opiniones de una parte de los blogs, extenderlas a la totalidad y presentarlas como si fueran unidad de destino en lo universal. En la blogosfera, por suerte para la gran mayoría (y para desgracia de alguno) hay tantas opiniones como culos. Intentar uniformar dichas opiniones tras las manoseadas frases de "los blogueros dicen" o "la blogosfera opina" no deja de ser una solemne estupidez, una basta manipulación que atenta, precisamente, contra la esencia misma de las bitácoras: hacer saltar por los aires pensamientos únicos y dirigidos.
Naturalmente, estamos más que acostumbrados a este tipo de barrabasadas sin embargo, esta vez el caso es especialmente sangrante ya que semejante despropósito lo perpetran en un periódico que desde su reciente puesta en marcha siempre ha llevado a gala estar infectado de presuntos bloggers.
¿Nadie hará nada aunque sólo sea por los viejos tiempos? Parece que en casa del herrero (interesado) cuchillo de palo. Pues muy bien.